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Nuestro hermoso planeta está sufriendo.

Estamos devastando la vida a nuestro paso, tratando a la tierra y a los animales no humanos con desamor. La naturaleza es violentada cuando se reduce a recursos explotables y productos comerciables para el uso humano. Consumimos, maltratamos, descartamos.

Nacemos con la capacidad intrínseca de amar a los animales y a la naturaleza, de fascinarnos por lo vivo y lo diverso. Pero luego olvidamos. Olvidamos que somos parte de la Tierra y nos descuidamos, que somos parte de una red con quienes existen, existieron, existirán.

¿Podemos dejar de portarnos como extranjeros en la tierra en la que vivimos
y cohabitar en armonía? Respiremos hondo.

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Tenemos en nuestras manos y en nuestro espíritu una capacidad enorme y una gran responsabilidad: ser parte del cambio, hacer lo mejor que podamos, volvernos nuestra mejor versión, crear una nueva realidad.

Transicionar hacia una convivencia respetuosa con el planeta y todos sus habitantes es posible. Reconectemos con la naturaleza, adoptemos prácticas comunitarias, optemos por una alimentación sana basada en plantas, respaldemos el consumo local y agroecológico.

Cuidémonos. Desvinculémonos de la vorágine cultural que nos impulsa a producir y consumir más de lo que necesitamos. Desconfiemos de quienes nos quieren vender lo innecesario, la mentira y la crueldad enfrascadas como progreso. 

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¿Qué podemos hacer? ¿Por dónde empezar? Informarnos es un primer paso: busquemos fuentes confiables y cultivemos el pensamiento crítico. Reivindiquemos el diálogo con otras personas sobre las prácticas y costumbres que nos hacen ruido o que son crueles con la tierra y con los otros animales (¿cuándo naturalizamos la injusticia y la maldad?).

Recuperemos el sentimiento de empatía y busquemos nuestra sensibilidad. Podemos ser y estamos siendo agentes de cambio, podemos tomar decisiones conscientes más allá de lo que nos vendan como normal.

Somos intrínsecamente activistas. Mientras estemos de pie, vale la pena luchar por un mundo mejor. Confiemos en nuestro poder de actuar, creemos una nueva realidad. Seamos la planta que nace en los escombros de una civilización que no da más. La tierra y los animales nos necesitan. La naturaleza no es un recurso. Y los animales tampoco. 
El tiempo es ahora

¡El tiempo es ahora!

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Fotografía: @santuarioequidad

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